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Los top 10 de nuestro 1er año; #5…..Padres emprendedores, hijos emprendedores

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Por Raimon Samsó. Autor de: “Cita en la Cima”, “El Código del Dinero”, y de “Adelanta tu jubilación”.

¿El mejor método educativo? Hay muchos, unos mejores y otros peores, hasta los hay que llegan a lo nefasto. Pero el mejor método educativo es el “ejemplo”, sin duda. Dar ejemplo con el testimonio personal, real, cercano, vivido… no falla nunca. Los hechos no engañan, la palabras a menudo sí. Muchas veces cuando alguien me pregunta cómo le van a ir las cosas, le pido que me muestre su agenda del año pasado y le “adivino”, con poco o ningún margen de error, su futuro: su próximo año. Los hechos, sus actividades, sus tareas… son como semillas que brotarán en el corto y medio plazo. Yo no cobro por adivinar el futuro porque es demasiado fácil. Me basta con examinar sus agendas y no me falla.

Nuestra vida es el resultado de muchas decisiones y acciones que se hemos tomado antes y también de las que no hemos tomado nunca.

Con los hijos, el valor del ejemplo es mayor aún. Porque ellos son muy listos, llevan incorporado un detector de mentiras que sólo desconectan al llegar la Navidad. Ellos se quedan con lo que hacen sus padres no con lo que les dicen sus padres. Ejemplo: si un padre o madre le dice a su hijo/a: “lee más, hijo” y esa criatura no ve un libro en casa ni por asomo (salvo algo parecido como son las páginas amarillas), ni ve a su madre y padre coger un libro…¿qué creen que hará el hijo/a? Exacto: conectarse a la play station.

No es lo que les decimos, es lo que les mostramos lo que van a aprender.

El peor consejo que he oído es: “Hijo estudia mucho, búscate un empleo, trabaja duro y jubílate que alguien cuidará de ti”. Qué locura. Lo de estudiar está bien, aunque la formación convencional no es ni suficiente ni garantiza nada como ocurría antaño. Lo de buscar un empleo me parece pésimo. ¿Por qué esta obsesión de tener un jefe, un horario y una nómina?, no dejo de preguntármelo. El final del cuento es peor, porque todo apunta a que en el futuro nadie se va a ocupar de ti. Creo que es inevitable.

La alternativa es emprender un negocio propio. Pero, ¿qué hijo va a emprender si en casa todos están empleados? ¿Dónde está el ejemplo real, vivido, de primera mano? En ninguna parte. Sería un consejo “de oídas”, teórico.

¿Quiere ser su propio jefe? Pague entonces el precio y descubra su auténtico valor. No se escude en lo falsamente seguro, se empequeñecerá y hará lo mismo con los que estén a su alrededor. Hoy le preguntamos a un/una joven qué quiere ser y responde: “funcionario/a”. Angelito/a. Ni se le pasa por la cabeza la opción de empresario/a, emprendedor/a, agente libre, freelance o lo que sea… No le enseñe a su hijo/a que ser funcionario es un chollo, dentro de poco será probablemente una auténtica pesadilla. No le anime a lo fácil y seguro, sino a lo complejo e incierto, es así como se gestan los personajes que lo cambian todo para siempre. Justo lo que nos hace falta.

Me preocupa que se enseñen en las escuelas cosas que nunca se van utilizar en la vida práctica. A mi, por ejemplo, traducir en el bachillerato “La Guerra de las Galias” del latín al castellano no me ha reportado ninguna satisfacción jamás, ni entonces, ni ahora. Me preocupa que se enseñen oficios que no existirán dentro de cinco años. Me preocupa que se subvencionen industrias que tienen los días contados. Me preocupa que las personas no se den cuenta que si por muchos años hay un enorme bajón de empleos disponibles, y no encuentran empleo, tendrán que crearlo ellas mismas (sí, me refiero a emprender, a crear algo de valor y a servir a otras personas). Si no encuentran trabajo tendrán que “inventarse” su trabajo. ¿Tanto cuesta darse cuenta?

A los padres y madres les animo a atreverse a vivir por un proyecto ilusionante, que concuerde con sus valores, que les exija ser creativos, apasionados, disciplinados, persistentes, estudiosos, pacientes, serviciales, autónomos, libres… porque eso es lo que enseñarán a sus hijos y no otra cosa. Todos esos valores, hábitos y actitudes ante la vida, en este caso profesional, es lo que convencerá a los jóvenes más que mil palabras. Les animo a regalar más libros y menos video juegos, a valorar más el esfuerzo y menos la comodidad, a valorar la retribución diferida y no la inmediata. Les propongo que cuestionen el modelo educativo actual, las escuelas que han elegido, y que tomen parte activa -y no pasiva- en la educación de sus hijos antes que delegarla en los profesores.

Las palabras pueden convencer, pero el ejemplo arrastra porque es imbatible. Seamos aquello que queramos ver en el mundo, no es un pensamiento mío, lo dijo M. Gandhi: “sé tú el cambio que quieres ver en el mundo”.

Raimon Samsó. Autor de: “Cita en la Cima”, “El Código del Dinero”, y de “Adelanta tu jubilación”.

www.raimonsamso.comwww.elcodigodeldinero.com


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